Jesucristo Redentor, maestro y amigo, escucha nuestra oración.
En este año del Sínodo dedicado a los jóvenes, queremos mirar a cada uno de ellos con “Amor”, como los miras Tú.

Ayúdanos a vivir según tu Espíritu en una conversión continua que vuelva nuestro corazón a los intereses del Reino. Que el mismo Espíritu nos haga capaces de transformar nuestras comunidades en espacios de encuentro y de anuncio gozoso de Jesús, comunidades donde el Padre, el Hijo y el Espíritu hagan circular el amor fraterno y se convierta en tierra, donde la vocación de los jóvenes crezca y se fortalezca por el testimonio de lo que hemos “visto y oído”.

Haznos valientes para abrir puertas, quitar los cerrojos, salir por los caminos llevando la alegría del Evangelio, construyendo la justicia y la paz, animando la esperanza y sobre todo, haznos mujeres llenas de Dios, capaces de transparentar a Jesús y contagiar vocación.

Que María de la Merced, madre de las vocaciones, interceda para que cada una de nuestras comunidades mercedarias de la caridad llegue a celebrar y a vivir con gozo la vocación recibida, de manera que con nuestras vidas podamos decir: “Venid y lo veréis”. Amén